Sus paredes no tienen reloj, pero cuando sus campanas suenan, se pueden escuchar desde lejos en el Golfo Borromeo, porque el campanario de la Iglesia de San Leonardo es considerado el más alto de Verbano. Tiene 65 metros de altura y fue construido en dos etapas. La base se remonta al siglo XVI, pero el resto de la estructura, con la cúpula y la linterna, se completó aproximadamente un siglo y medio más tarde, en 1689.

Debajo de este alto campanario se encuentra la Iglesia Colegiata de San Leonardo, una iglesia parroquial construida entre 1535 y 1590. Para acceder a ella, desde el paseo marítimo de Pallanza cerca del mausoleo de Luigi Cadorna, solo hay que dirigirse hacia el centro histórico, donde llegará a un evocador cementerio, espectacular por una amplia escalinata que conduce a la entrada de la iglesia.

El edificio se divide en tres naves cubiertas por bóvedas de crucería que descansan sobre columnas de granito rosa de Baveno. Tiene tres ábsides poligonales y una cúpula, que no es visible desde el exterior porque está oculta por una linterna.

El altar, el púlpito, el coro, la cubierta de la pila bautismal y algunas finas esculturas de madera datan del siglo XVII. El imponente órgano de finales del siglo XVIII, construido por Eugenio Biroldi, realza aún más el interior de la iglesia de San Leonardo, que también conserva cuatro preciosas joyas artísticas, lienzos atribuidos al pintor Tanzio da Varallo, conocido por su estilo único de realismo caravaggista. Sus dramáticas pinturas fueron creadas en la década de 1610 y se encuentran en las paredes laterales del presbiterio. Con aproximadamente 1,80 m de altura, representan a San Juan Evangelista, Santa Catalina de Alejandría, San Teodoro y Santa Apolonia.

Para los devotos de la piedad popular, la iglesia también conserva una pintura que representa a San Carlo Borromeo, nacido en las orillas del mismo lago, en Arona, quien es venerado como milagroso. El 17 de diciembre de 1630, mientras la plaga de la época de Manzoni asolaba, algo misterioso tuvo lugar en la Casa Cadorna de Pallanza. Algunas gotas, consideradas lágrimas, aparecieron misteriosamente en la cara del santo de la Contrarreforma.